Miguel Noguera, el expresionista exprés

Si Miguel tiene ideas y las ideas de Noguera son graciosas, entonces Miguel Noguera es gracioso —como Faemino en silencio, el resbalón de un Marine, o un “prohibido reírse”—. Sin embargo, dentro del marco artístico en el que algún valiente pretende ubicar el ingenio televisivo del médico licenciado en Bellas Artes, la faena me resulta incompleta  —o quizás debería usar el término inacabada (más museístico y voluntario)—, fundamentalmente porque en principio sus buenas ideas por sí solas son eso, ideas; cuando se les dota de improvisación, buenas ideas improvisadas; y al reunirlas en un tiempo y un espacio concreto pasan a ser un espectáculo perspicaz y ocurrente —a ratos insistentemente escatológico, sexual o clerical—, pero en cualquier caso, sin una relación necesaria con el arte —más allá del arteficial—.

(Quisiera no dar a entender que una idea por sí sola, absolutamente desmaterializada, no puede ser en ningún caso una obra artística completa en sí misma; para lo cual ayudaría saber que no sólo pienso que hace mucho que los museos se quedaron ridículamente pequeños, sino que además votaría «sí» a una reconversión de estos espacios en comedores sociales para artistas mayores de cincuenta —artistas de larga duración—).

Manola, "Pos-Ultrashow", Zemos98, 2011Manola, «Pos-Ultrashow», Zemos98, 2011.
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Cosas que se ven:
Libros por vender
Ídolo zurdo firmando libros leídos

Fan barbudo con gafas de pasta
Novia con medias estampadas esperando
Librero con cara  y brazos de «lo sabía»

Cartel de Festival rebosando logotipos
Arquitecto combinando la madera y el ladrillo
Fotógrafo oficial diciendo «la tengo»
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Puestos a hacer lecturas artísticas a oscuras, lo que me resulta sintomáticamente interesante del espectáculo Ultrashow de Noguera es la idea de atomización (quizá voluntaria) que envuelve a la pretendida obra de arte, presentándola en un formato asequible y cómodo para una sociedad educada en la hipervinculación y el consumo: arte dosificado en forma y fondo a través de una sucesión de ideas cortas (o novedades) que mueren jóvenes en el mismo orden que nacen, siempre aplastadas por una idea posterior (o una novedad más nueva).

Noguera pulveriza arte obsolescente sobre un patio de butacas con tiempo e impaciente: buen Expresionismo Exprés para todos los públicos.

(Continuará…)

«El pasado seis de abril intenté ver un Ultrashow en directo.  Mi aprendida impuntualidad  y una larga cola de contemporáneos lo impidieron. Sin embargo, permanecí a las puertas del evento durante la hora y media de gritos y risas que interactuaban tras el muro con el objetivo de no marcharme sin un espectáculo que llevarme a la cabeza. Un equipo de hombres Zemos  y un rebaño de libros pastoreados por su librero, me invitaron a pensar que allí ocurriría algo. Sólo tenía que esperar.

Como esperar tiene de bueno que  permite hacer otras cosas a la vez, compré el primer Ultraviolencia de la noche, y leyendo con un ojo, mientras pensaba con el otro, comencé a idear…»

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