Por alusiones.
22 Figuras Sinde
«22 figuras clave de la cultura respaldan la ‘ley Sinde’ «
23/12/2010
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Querido Javier Marías:
Es sabido que huye respetablemente de las nuevas tecnologías, por lo que me extraña verle en esta cruzada, y además armado, compartiendo mantel con personajes que a boca llena llaman cultura a la charanga que les suda, o talibán al primer repartidor de pizzas que se les cruza de camino al restaurant. La pregunta es obligada: ¿quién le trajo hasta aquí?
Aquello que se descarga de «la red», a lo que usted llama generosamente entretenimiento −guiado por diretes y buena intuición− , podría en un noventa por ciento de los casos considerarlo directamente basura, pues una vez consumido su principal cualidad −muy por encima de la de entretener− es la de indigestar el pensamiento humano con la saña que mil sanguijuelas desangran al más pintado. Además de no extrañarme, me alegraría saber que usted nunca terminó de escuchar voluntariamente una canción de Alejandro Sanz −y por imposible, jamás con quince años−, así que permítame advertirle que ese señor, artista pantojero, respetable, y estandarte de la industria musical −además de nuevo rico con residencia en Miami−, es una fábrica de adultos frustrados, que creyeron mientras crecían, que los modelos reflejados en sus «canciones» tenían más que posibilidades de ser reales. Puedo asegurarle, que escuchar «Pisando Fuerte» (single del segundo primer álbum del artista) cuando nuestro cortex aún es flexible y esponjoso, tiene efectos parecidos a los de una apisonadora paseando en domingo por un campo de amapolas. A mí me costó tres hijos quitármelo de encima.
Permítame decirle, que detrás de todo este pan y todo este circo, no hay más ni menos que una UTE entre el Ministerio de Cultura y el «incomprendido» Mercado, apropiándose del Arte, sus significantes y significados, para que, con toda la demagogia que le permitamos, consigan en su nombre que paguemos por la inabarcable montaña de basura que las nuevas tecnologías nos han puesto en bandejita bañada en plata a modo de ansiolítico barato. Esto es: convertir lo que ellos quieren que sea la cultura en una cuestión de consumo.
Por sus ventas no se preocupe. Mientras sigan existiendo sensibles pudientes −e inteligentes Antoines−, usted podrá escribir, además de por placer, para pagarse el vivir. No obstante, si sus cifras cayesen hasta el rojo, estará de acuerdo conmigo, que el problema más evidente para usted, no sería el más importante para todos.
Agradecido por su existencia.
PD. Ha de saber que tras mi mujer es usted la persona con quien prefiero pasar mis noches. (Tampoco debe preocuparse en exceso por el detalle).
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Agresión directa, y no una, es lo que recibe Gabriel Byrne en Miller’s Crossing. Y ustedes no deberían sentirse en el derecho moral de impedir que cualquier peatón crezca viendo eso, por su propio bien, y el de todos: ¿quién les dice que la revolución no puede llegar vía catarsis colectiva?
Ustedes esconden «el deseo» de los inmortales: más.
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No se puede decir menos que «al menos era una ley». Quizás fue una mala idea dejar que papá abandonase el fútbol. Por favor, no pretenda que el Arte se le parezca.
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Los impuestos se pagan, entre otras cosas, para que su hijo pueda gastarse dos millones y medio de euros en su primera película. Si usted objeta fiscalmente, que tiene la libertad individual de hacerlo, no lo haga sin antes devolverme mi parte.
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No permita que en el Arte —último simulacro de reducto—, la razón también pueda al corazón.
Desdivídase.
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Además del videoclip, también cayó el muro de Berlín. Sin embargo, en la actualidad se hacen más y mejores videoclips independientes, a la vez que muros más largos y altos.
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Haber protagonizado Tesis, debería bastarle para poder morir en paz. Permita que la sociedad civil la «robe», o al menos, que la vea.
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Debería darle más pena pensar en las manos en las que están las manos de nuestra política, que son las mismas a las que ustedes persiguen venderse, para que otros les compren.
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También es anómala la escasa calidad de nuestro cine, que no es otro que el vuestro.
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No sólo se consume más audiovisual que nunca, sino que además se ve y se escucha.
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Hágase a la idea de que tarde o temprano no quedará ni un sólo videoclub, ni en España, ni en Alemania, ni en la Conchinchina.
Reinvéntense.
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Yo sé que sabe, porque usted me lo dijo, que no somos cocacolas, sino restos de pelo en la bañera.
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Jota,
Pretender que César Alierta comparta con usted, es una actitud muy poco rockera.
PD. Aprovecharé para reclamarle, Juan Ramón, el dinero de la entrada que me llevó a ver un planeta en el que el más presentable de sus habitantes estaba borracho.
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No le quepa la menor duda de que esto se permite porque para alguien (importante) es rentable. Aquí no hay cabida al romanticismo.
Las puertas seguirán abiertas hasta que la caja diga.
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La tendencia es otra: granjas de humanos.
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Olas de sensatez en plena marea negra son sus palabras. ¡Voy por la tabla!
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Hubiese asegurado que fue usted quien me convenció de que había problemas solucionables a través de la moral y no la ley. Sin embargo, leyendo su opinión sobre esta ley, me hace dudar sobre cuántas de sus páginas me salté. A mi favor, opiniones más jóvenes, como la de su hijo, que desde mí (todavía) perspectiva, diría que entendió mejor el libro que leyó, que usted el que le escribió.
PD. Le rogaría que considerase flexibilizar las pobres formas de pago aceptadas en el proceso de suscripción a la revista Claves, que usted codirige. Después de negarme el regalo (un libro) —por pedirles que fuesen ustedes, y no yo, quien proporcionase el número de cuenta para poder hacer la transferencia,y no ustedes la domiciliación—, fue tal la sensación de estar contratando una ADSL a Telefónica, que me impedí consumar el acto.
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¿No debería parecernos peligroso que el Estado otorgue a la ley el papel de rompehielos —o solución de bolsillo— ante los problemas que se interpongan en su camino?
Debatámoslo, mientras tejen la ley que nos lo impida.
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Menudo reparto de velas hace usted en este entierro. ¿No son raros y espantosos los Estados Unidos por más cosas y peores?
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Muchos artistas viven de servir hamburguesas en un McDonald’s cualquiera.
Ser un creador no significa necesariamente tener que vivir de ello.
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A todos, el obligado beneficio de la duda, dado el contexto periodístico de sus palabras, puesto en evidencia, una vez más, por la inexactitud y discordancia entre el titular y el contenido real de sus artículos.
Y por ilusiones.
(Mi opinión: www.angelesgonzalezsinde.com )